El efecto mariposa.

Cada decisión, por pequeña que sea, es como el suave toque de una tecla en una vieja máquina de escribir, con una fuerza cien veces mayor de la que jamás podríamos anticipar. Al escribir, a menudo reflexionamos sobre qué sucederá después. Mediante palancas, resortes y tinta, nuestras palabras se transfieren al papel, creando algo único, algo irrepetible.

A menudo esperamos resultados que no siempre llegan de inmediato, lo que genera frustración y dudas sobre lo que hacemos. Sin embargo, cada gesto altera la realidad, para bien o para mal. La belleza de lo desconocido nos recuerda lo poco que entendemos realmente de la vida.

¿Crees en el efecto mariposa? Si no, intenta cambiar algo. No te apresures ni un segundo; siéntate antes de tu viaje y no hagas nada. Cómprate flores sin motivo alguno o saluda a alguien con quien normalmente evitas el contacto visual. ¿Llueve? Apaga el teléfono y sal sin paraguas. Escucha a los árboles.

¿Tienes una máquina de escribir? Siéntate a medianoche y escribe el primer párrafo de tu libro, aunque no planees terminarlo. El mundo cambiará. Simplemente empieza a escribir, sin esperar nada a cambio.

El efecto mariposa es un concepto de la teoría del caos que describe cómo pequeños cambios en las condiciones iniciales pueden dar lugar a resultados vastos e impredecibles en el futuro. El término fue introducido por primera vez por el meteorólogo estadounidense Edward Lorenz en 1963. El nombre "efecto mariposa" proviene de su sugerencia de que el aleteo de una mariposa en una parte del mundo podría potencialmente causar una tormenta en un lugar completamente diferente.